Suárez, Felipe, Aznar y ahora Zapatero. Todos han caído en la trampa.

Lo han hecho todos los gobiernos democráticos desde 1978. Todos ellos han hecho uso de la palabra en algún momento para acabar con la actividad de la odiosa banda terrorista ETA. Han intentado negociar para llegar a un acuerdo al objeto de poner fin a la violencia pero los terroristas han dejado claro en sus múltiples treguas que sólo la sangre y el totalitarismo nacionalista son su medio de expresión. Extorsiones, asesinatos, secuestros, amenazas, intimidación: esa es su forma de hablar.

A pesar de ello siempre que se ha declarado un alto al fuego la esperanza se abría paso en altos porcentajes dentro de la ciudadanía. Nunca estamos suficientemente escarmentados porque nunca entenderemos todo la maldad y odio que abarcan las mentes de estos actores del terror. ETA vive de matar y dejar de matar supone dejar de vivir. Los sucesivos Gobiernos de España no han aprendido la lección. ETA lo pide todo y si no se le da dispara.

La culpa es sólo de los terroristas. Ni el Gobierno por su ingenuidad casi insultante ni el PP por su deslealtad miserable. No se puede hablar con asesinos, hay que perseguirlos con la mayor dureza en la labor policial, judicial y política.

La actitud del Partido Popular de profunda traición a la máxima en virtud de la cual la política antiterrorista es dirigida por el Gobierno no debe llevar a quien se sienta de izquierdas a ponerse el escudo y negar la realidad. A la inversa, tampoco los simpatizantes del PP deben dirigir el dedo acusador al Sr. Zapatero, él no puso la bomba. ETA es una banda de asesinos: nunca aceptarán las normas que impone el funcionamiento democrático que nuestra Constitución garantiza.

Ayer Zapatero se presentó en rueda de prensa haciendo gala de un optimismo que constata la absoluta ignorancia de la situación. En reiteradas ocasiones he escuchado decir que el Presidente de Gobierno posee información privilegiada que le anima seguir adelante. Es patente por pura lógica que sabe más que la oposición y la ciudadanía pero su conocimiento analizado en sí mismo es más que escaso. Cada vez que habla al poco tiempo queda en evidencia por las acciones violentas que consuman un gran nivel de gravedad con esta bomba a la espera aun de lo que ocurre: hay 2 desaparecidos, muchas piernas tiemblan en Moncloa por saber de sus vidas mientras que seguro están de fiesta en los entornos abertzales.

Lanzo una pregunta: ¿De verdad alguien cree que ETA dejará de matar algún día a través de un proceso de negociación si no se reconoce la independencia de Euskadi? Yo no lo creo. En todo caso, si algo tengo que reprochar al actual Gobierno es lo mismo que echo en cara a Aznar y antecesores varios.