Artur-. Pues sí...entonces ¿cuándo me das la Presidencia?
Escuché hace meses muchas voces afirmando que José Montilla era un mal candidato pero sería un gran President. Ya de aquella manifesté mi contrariedad ante tal línea argumental viendo su calamitosa gestión al frente del Ministro de Industria. Un político que pierde las elecciones y tiene que pactar con otros dos partidos para gobernar carga a su espalda tantas hipotecas pendientes de pago que jamás puede mantenerse en la poltrona sin consentir traiciones de sus compañeros de viaje.
Montilla me transmite la misma sensación que Maragall: gobernar bien o mal tanto le da, sólo le interesa decir dentro de un tiempo que él presidió Cataluña. Este andaluz que preside la "nación" catalana dice que lo de Esquerra es un ataque de frivolidad dominguera. Es curiosamente cómico que Montilla atribuya tal conducta a su compañero de gobierno cuando parece más bien una frase de las que se han de dirigir a la oposición.
Carod Rovira traicionó a Maragall cuando se fue reunir con ETA sin ni siquiera comentarselo y ahora hace lo mismo con Montilla ofreciendo públicamente con total descaro la presidencia a Artur Mas para "cuando él quiera". Sólo una condición: un referendum de autodeterminación. Se confirma, asimismo, el seguidismo de los nacionalistas catalanes de los tics del totalitarismo nacional vasco.ERC es un partido con una inherente tendencia natural a no respetar su palabra y chantajear a sus "aliados" con tal de conseguir sus objetivos. Carod Rovira se ha olvidado de su papel institucional y ante la cercanía de las elecciones ha decidido jugar a sortear la presidencia de la Generalitat: gobierna con Montilla pero le ofrece el cargo de éste a su principal rival, Artur Más. El esperpento de mayor altura se produce cuando a continuación este señor bajito y con bigote (no hablo de Aznar sino de Carod) dice que es leal al Govern.
Las crisis del tripartido ya no han de ser entendidas como acontecimiento excepcionales sino como un elemento del paisaje más en ese oasis catalán donde los puestos se venden a cambio de incumplir la ley. Si el TC determina que el Estatut es inconstitucional, lo es y punto. Así sucederá igualmente en caso de declararse su conformidad con la Constitución. Las amenazas encubiertas bajo la expresión "plan B" no son admisibles. En el momento que Artur Mas decida dar el visto bueno al referendum conducente a la independencia el PSC se va a la oposición automáticamente. El "todo vale" para estar en el poder lleva a cotas tan altas que dicho cambio no se produciría por un ataque de dignidad de los socialistas catalanes sino simplemente porque ERC y CiU pactarían el gobierno dejando a Montilla fuera.
En el fondo se encuentra una disputa infantil entre CiU y ERC por el llamado voto soberanista. La conclusión de esta nueva crisis del tripartido es sólo una: Montilla con tal de seguir siendo President lo va tragar todo. El PSC no romperá jamás con ERC por mucha humillación pública que los independentistas sometan a su líder, ese señor bajito calvo (no hablo de Puyol sino de Montilla).