Se ha celebrado este fin de semana la Conferencia Política del PSOE. El primer día empezó frío debido a un Pepe Blanco que, como suele ser habitual, habló más del PP que del Gobierno o de los proyectos de su propio partido. Salvó la jornada un Manuel Chaves que a su forma siempre cumple, es difícil encontrar al Presidente del PSOE no dando la talla. Que se lo digan a Arenas o a Teófila. El nivel subió de forma considerable el día siguiente, el sábado vimos una Maria Teresa Fernández de la Vega que volvió a dejar claro su gran capacidad política constatando el enorme acierto del Presidente del Gobierno al confiarle el cargo. Por fin una mujer mandando ¡y como manda!; a ver quien le tose, yo no me atrevo. No puedo ocultar mi gran simpatía hacia una Vicepresidenta que llegó sin hacer ningún ruido pero que demuestra continuamente su enorme valía. Las encuestas llevan ya tiempo haciendose eco de esta realidad situandola en el primer puesto de valoración de los miembros del gabinete que se sienta en la mesa del Consejo de Ministros.
De la Vega es de las que se hacen la foto cuando las cosas van mal y cuando suenan los aplausos se aparta. El primer síntoma de la grandeza de tal comportamiento se observó en los incendios de Guadalajara donde recibió insultos inmerecidos e injustos pero le dio igual, dio la cara. Lo ha seguido haciendo desde entonces y recientemente es la cara a la hora de afrontar el problema de la inmigración ante la ausencia injustificada de un Caldera que pierde peso y fuerza en el gobierno cada día, si es que alguna vez lo tuvo.
La Vicepresidenta fue la anfitriona de Ségolène Royal, futura candidata socialista a presidir la República de Francia. También todo hace indicar que perderá aunque deseo que se pueda consumar finalmente su victoria. Lo deseo pero sin presumir, tampoco me ha demostrado nada. Las cosas como son. Su principal aportación fue hablar de "modelo español" en referencia a los avances en los derechos sociales. Nada que no supieramos. En todo caso, siempre vienen bien este tipo de reconocimientos.
En cuanto al protagonismo de las nuevas tecnologías de las que tanto se ha hablado en esta Conferencia Política he de decir que, a mi juicio, no tiene ninguna importancia por lo que no hablaré de ello. No me interesa si Pepe Blanco tiene blog o si el PSOE tiene televisión. Es algo que me causa una enorme indiferencia. En todo caso, queda fuera de toda duda el marco de normalidad absoluta en el que se insertan las estrategias que los diferentes partidos diseñan en la búsqueda de nuevos canales para llegar a más gente.
La cláusura obviamente la tenia que protagonizar Zapatero, así fue. Me gustó el discurso. El deslinde entre el absoluto respeto a la derecha democrática y la crítica a la extrema derecha define bien la situación actual de la política española en la que los ultras conservadores hacen ostestanción de una voracidad que no es positiva para nadie, tampoco para ellos. ZP hizo reconocimentos varios a derecha, comunistas y nacionalistas por sus contribuciones al cambio de España en los últimos tiempos. Bien le deben ir al Presidente de Gobierno las cosas para lucir este traje de generosidad aunque creo que es más que eso: una forma de hacer política que no cabrea ni al rival y, por ello, éste se tiene que enfadar a sí mismo. ZP gana a base de desesperar a propios y extraños. Paso lento pero firme.
Zapatero sale de esta Conferencia dejando en el aire la sensación de que por muy mal que le vaya en lo que queda de legislatura volverá a ganar. Son cosas difíciles de explicar pero si uno ve a Rajoy y después mira a Zapatero, parece evidente quien representa el presente y el futuro de España. No creo necesario grandes palabras ni exhaustivos análisis para darse cuenta.
Sin duda también hubo sitio para el bombo y platillo, por supuesto, lo cual no debe extrañar a nadie: es un acto de partido, no de gobierno. Muchos aplausos, fotos, risas. Vamos, la cosa estuvo bien. Nada que ver con el aroma a antiquísimo perfume de la Convención del PP.
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