Terrateniente valenciano y buen padre
Hace mucho tiempo ya que todos los partidos políticos, sin excepción, han perdido el respeto por los ciudadanos y emplean sus votos para burlarse de ellos. Los depropósitos son cada vez mayores y llevan consigo el déficilt democrático reinante en una España rota no por las políticas territoriales sino por la lucha sin piedad por pisar la moqueta de las instituciones.
El caso de la Comunidad Valenciana es especialmente sangrante. El PP ya suma varias mayorías absolutas seguidas que va incluso aumenta progesivamente a pesar de todos los escándalos judiciales y políticos que ostentan quienes allí se presentan como candidatos. De nada han servido las advertencias de la UE sobre el afán urbanístico desmedido o alcaldes condenados como el de Villarreal que han tenido que dejar el cargo. Los valencianas callan, consienten y votan.
El PP ha designado como senadora autonómica a la hija del todopoderoso Carlos Fabra imputado por diversos delitos que van desde el cohecho hasta el tráfico de influencias. Y, coincidencias de la vida, esa querida hija del ilustre mandatario conservador está a su vez casada con un consejero de Esperanza Aguirre. Todo queda en familia. La gran ventaja: los programas del corazón no hablarán de ellos. No hay folclórica que atraiga la atención. Miserias de la sociedad de la información.
Es de imperiosa necesidad un ley del Gobierno de España que establezca parámetros a la hora de establecer esos sueltos en función de la población, tiempo de dedicación, renta media de la localidad, etc. Ahora el único criterio es el enriquecimiento propio.
1 comentario:
El 'Affaire Fabra' y todas sus múltiples secuelas y precuelas es una vergüenza nacional.
Lo más grave no la impunidad, sino que siga recibiendo el apoyo y el concurso popular (de la gente, me refiero, que de los otros "populares" se lleva hasta la admiración).
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